Los vuelos de la muerte del Proceso de Reorganización Nacional.

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En 1995, doce años después de terminado el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) y durante la presidencia de Carlos Menem, el militar Adolfo Scilingo confesó al periodista Horacio Verbitsky su participación, como miembro de la aviación naval, de “los vuelos de la muerte”, uno de los mecanismos organizados por el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla para hacer efectiva la desaparición de personas.

Diez años después, en 2005, Adolfo Scilingo se presentó voluntariamente en Madrid, compareció ante el juez Baltasar Garzón y fue internado en la cárcel de Carbanchel hasta ser juzgado en la Audiencia Nacional.

Las declaraciones de Scilingo fueron admitidas como prueba por el tribunal que lo condenó a 640 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y por primera vez un verdugo político era castigado en virtud del principio de justicia universal. Ya en julio de 2007, al comprobarse su complicidad en otras 255 detenciones ilegales, el Tribunal Supremo español elevó la condena de Scilingo a 1084 años.

Aquí su testimonio:

“La Armada Argentina decidió que los prisioneros que tenía en la Escuela de Mecánica (ESMA) fueran eliminados, arrojándolos al mar desde aviones navales. Todos los miércoles se hacía un vuelo y se designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos vuelos, de forma tal que la mayor cantidad posible de integrantes de la Armada pasaran por ellos. Los que el día martes, día anterior, se los designaba para morir eran llevados al aeropuerto de la ciudad de Buenos Aires, aeroparque, dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero y engañados haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del sur. Una vez en vuelo se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos, se los desvestía y, cuando el comandante de la aeronave daba la orden, informando que estábamos en una zona de mar adentro, se los arrojaba al mar uno por uno. Ahí se produce un estado de shock al cabo, un chico jovencito, de unos veinte años, se puso a llorar, se dio cuenta, evidentemente, si usted tiene trece personas y las está desvistiendo, evidentemente para algo es. Lo tuve que calmar, fue a la cabina, el suboficial abrió la compuerta trasera y a partir de ahí fuimos arrojando, uno por uno, todos los… las personas esas al vacío.

Si bien se escuchaban ruido de motores creo que el silencio era penetrante. Nadie hablaba y creo que ni siquiera nos mirábamos unos con los otros. Yo habré vuelto a las dos de la mañana a la Escuela de Mecánica, me tomé dos vasos de whisky bien grandes, tipo somnífero, me fui a dormir y a partir de ahí mi vida cambió totalmente, me volqué totalmente al alcohol.

A la mañana era un monstruo porque cargaba con los dolores de cabeza del alcohol que había tomado la noche anterior. Mi problema fundamental era al anochecer. Al anochecer no me soportaba a mí mismo, esa era la verdad.

Y yo participé en dos vuelos y soy responsable de trece personas en el primero y diecisiete en el segundo.


En 1976 aparecieron en la costa del este del Uruguay varios cuerpos destruidos, según documentan testimonios de varios testigos en Cabo Polonio. Ya en 1977, durante el régimen militar aparecieron varios cuerpos en las costas de los balnearios atlánticos de Santa Teresita y Mar del Tuyú, unos 300 km al sur de la Ciudad de Buenos Aires. Los cadáveres fueron enterrados rápidamente como NN en el cementerio de General Lavalle, pero previamente los médicos policiales que intervinieron informaron que la causa de muerte fue el “choque contra objetos duros desde gran altura”.

Numerosos cuerpos recuperados en las costas argentinas y uruguayas pudieron ser identificados como provenientes de diferentes Centros Clandestinos de Detención. Los primeros, arrojados al mar en mayo de 1976 estuvieron secuestrados en Campo de Mayo. Otro grupo, arrojado al mar en diciembre de 1977, provenía de la ESMA. Un tercer grupo arrojado en febrero de 1978 habría estado en El Campito. Los últimos cuerpos recuperados, arrojados a finales de 1978, habían pasado sus últimos días de vida en El Olimpo.


LOS OFICIALES DE LOS VUELOS DE LA MUERTE (PÁGINA 12)

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